Acerca de “sanar” a otros

Antes de brindar sanación a quien creemos que la necesita, debemos preguntar primero qué quieren, ya que no todos quieren ser sanados ni recibir sanación, y lucharán con todo lo que disponen si uno trata de darles una sanación para la que no están preparados.

Creemos que el don de la sanación es lo mejor que podemos dar a quien la necesita, y lo es; siempre que la quiera y esté preparado para ella.  Pero a menudo vemos y nos damos cuenta de la necesidad de sanación en otros – especialmente quienes somos intensamente empáticos – y asumimos automáticamente que quieren ser sanados.  De modo que los bañamos en nuestra luz sanadora, y descubrimos que nos rechazan a todo nivel. ¿Por qué?  Porque antes de brindar sanación a quien creemos que la necesita, debemos preguntar primero qué quieren, ya que – por más que suene a blasfemia – no todos quieren ser sanados ni recibir sanación, y lucharán con todo lo que disponen si uno trata de darles una sanación para la que no están preparados.

Por más que, con la mejor intención, brindemos sanación a quien sabemos que sufre, que está lastimado, y cuya vida está limitada por la presencia del miedo y el dolor,  dar a alguien una sanación que no han pedido, no quieren, y para la que no están preparados, equivale a arrogancia espiritual y manipulación energética.  Sí, incluso cuando sabes que están tirados en el piso, si tratas de levantarlos antes que estén listos para levantarse, apartarán tu mano de un golpe y te dirán que los dejes tranquilos.  ¿Por qué?

Porque no es que tengan miedo de la sanación, sino de lo que sucederá una vez que estén sanados.  Se sienten más poderosos en su estado no sanado, que es su zona de comodidad,  que si los sanan, cosa que no sólo es su zona de incomodidad sino totalmente desacostumbrado y aterrador.  Algunos obtienen poder de su dolor, aun cuando no tenga sentido para ti, y se arraigan a través del dolor y el caos con que eligieron vivir.  Si tratas de cambiar eso, se sentirán perdidos,  desarraigados, confundidos, en territorio no familiar y aterrador.  Para que alguien pueda aceptar la sanación, primero necesita encontrar una nueva fuente de empoderamiento para reemplazar la que está usando, llena de dolor. Aun si no le trae paz y alegría, sigue siendo lo que le da comodidad y no lo abandonará hasta que esté dispuesto.

cañas

No necesita ser lógico ni tener sentido: es parte de la aceptación y el no juzgar, que debemos estar dispuestos a brindar a los demás a medida que completamos nuestro propio viaje de sanación. Una de las razones por las que queremos que algunas personas se sanen involucra nuestro propio karma, y creemos que sanarlos nos permite cerrarlo y luego avanzar, libres de karma.  Pero ésa es nuestra agenda, armada sobre diversos supuestos falsos:

  • que todos necesitan tener una sanación y un cierre de cierto modo específico para que se acabe el karma,
  • que nosotros somos responsables por la sanación del otro,
  • que sólo por saber que alguien está dolorido asumimos que quiere ser sanado,
  • que yo debo sanarlo y que ésa es la razón de estar en su camino, y
  • que todo socio kármico debe ser sanado de la misma manera para que suceda un cierre del karma.

¿Estamos preparados para soltar nuestra necesidad de sanar y permitir que cada uno sane a su debido momento, a su propio ritmo, y cuando esté preparado?  ¿Podemos ser Faros de Luz y hacer brillar nuestro potencial sanador sobre el sendero de la humanidad para que puedan verlo cuando estén listos? ¿O seguiremos siendo Trabajadores de Luz, luchando para sanar a un mundo, a través de la presencia continua de nuestro propio miedo al karma, ofreciendo sanación  a personas que sabemos que pueden necesitarla pero no la quieren o no están listas para ella?  Es hora de dejar al karma como cosa del pasado al que pertenece, y allanar el sendero sano e íntegro hacia los nuevos paradigmas a los que todos tienen acceso, cuando están listos para sanar, siendo un ejemplo de vida alegre, llena de júbilo, sana e íntegra, para que ellos puedan elegir por sí mismos, cuando estén listos para empoderarse con una nueva forma de ser que esté libre de karma y dolor.

Jennifer Hoffman

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