“¡Así no!” Eligiendo lo que no queremos para abrirnos a lo nuevo

Si no tenemos claro todavía cómo se presenta lo naciente, estamos eligiendo lo que NO queremos y tratando de decirlo (un gran aprendizaje)

 

Desde hace un tiempo, me he encontrado diciéndome a mí misma (o a quien sea, jaja!): “¡Así no!”, “De esta forma, no lo quiero”.  No lo siento como un capricho ni como una imposición sino como elección consciente de cómo quiero vivir, con quiénes deseo rodearme y con quiénes trabajar, qué pensamientos y emociones elaborar, etc. No es que no lo supiera de antes sino que está cambiando y refinándose.

 

Algo que observo frecuentemente con mis consultantes y con las personas en general es que no hacen elecciones propias sino que se dejan llevar por las de la familia, la sociedad, lo que sucede y, obviamente, luego se sienten alienadas, frustradas, vacías.  A menos que resolvamos por nosotros mismos, la decisión será tomada por nuestras peores partes (los miedos, las limitaciones, las carencias, la comodidad, etc.) o por los otros… y después hay que atenernos a las consecuencias…

 

Además de optar, es necesario focalizar y persistir hasta conseguirlo.  Es muy común comenzar con grandes ilusiones e ímpetu y abandonar al poco tiempo, al no observar resultados.  Parte de este comportamiento reside en el énfasis que se pone en la fuerza de voluntad como motor para ese cambio, cuando resulta que la mayoría no la tenemos (porque el Centro del Ego no está Definido), así que debemos recurrir a la perseverancia; parte del problema es que otra mayoría pasa por una frecuencia de Metamorfosis: no tienen una lenta o rápida progresión hacia la meta sino que se estancan durante un tiempo hasta que la logran en un cierto momento y se vuelven a estancar.  Al desconocerlo, renuncian antes de llegar.

 

mujer iluminada

 

Sea como sea el diseño de cada uno, la verdad es que estamos siendo empujados energéticamente para liberar las rémoras del pasado en todas sus formas y elegir un nuevo estilo, con características tan distintas y desafiantes que nos cuesta hasta comprenderlas.  Por ello, si no tenemos claro todavía cómo se presenta lo naciente, estamos eligiendo lo que NO queremos y tratando de decirlo.

 

Esto es algo nuevo también: estamos aprendiendo a expresarnos con convicción, verdad, claridad, amor por nosotros mismos.  Nos atemoriza porque hemos sido enseñados a callar; a ser buenos y modestos; a no mostrarnos vulnerables o frágiles ni potentes o asertivos sino grises y acomodaticios; a no confrontar ni contradecir; a aceptar el sistema porque quiere lo mejor para nosotros.  ¿Cómo hacerlo sin pelear, cómo sentirlo sin culpas, cómo decirlo sin gritar, cómo afirmarlo sin caer?  Lo estamos descubriendo como podemos…

 

La Dualidad está peleando con uñas y dientes su territorio y propone grietas, divisiones, malos y buenos exacerbados, luchas, elecciones entre lo peor y lo más peor para que no nos soltemos de su mano confortante: “nosotros somos los buenos y los otros son los enemigos”; “esta es la única forma de ver y de vivir”.  La labor de desmantelar este paradigma es titánica porque todo está imbuido con la polaridad, especialmente lo que respecta a la Luz y la Sombra, tema común de la espiritualidad.

 

Todos somos Uno, Somos Uno con Todo Lo Que Es, Somos el Uno en el Todo y el Todo en el Uno: diversas formas de decirlo pero pocas de vivirlo.  Salir del imperio del Ego y la Dualidad, de la separación, de la ignorancia de quienes somos verdaderamente, no es fácil ni sencillo pero, cuando vamos caminando hacia ello, se nos va abriendo simple y amorosamente.  Continuemos, todos juntos, con constancia y aceptación.  El Sol brilla adentro y afuera

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