Charlando con una consultante acerca de su personalidad dependiente, me decía que no comprendía cómo su madre (también dependiente: generalmente es una cadena) se había enamorado de su padre si era exactamente lo contrario de lo que ella buscaba (de hecho, la abandonó prontamente).
Es notable cómo el alma busca la resolución del conflicto. Presenta a quien PARECE ser la solución a los problemas, o sea, alguien “confiable” a quien subordinarse, con la fuerza para sostener, con todo para dar. Se lo idealiza, se le proyecta las necesidades… para encontrar que no hay nadie ahí. Está en nosotros la solución. O sea, el príncipe azul se convirtió en el sapo que era (muchas veces otro dependiente que también idealizó). No hay salidas afuera. El trabajo es interno: debemos aprender a ser autónomos y amarnos por lo que somos.