Me pasó con dos consultantes hoy (ambas con los Centros mentales Sin Definir): han puesto toda su energía en lo mental, en leer y aprender de todo, en ser intelectuales, en probar que son inteligentes… mientras su cuerpo (su verdadero tesoro) permanecía muerto, inexplorado, desautorizado.
Así funciona el Ego: quiere lo que no tiene y rebaja lo que es. Aun teniendo Centros Mentales definidos, la mente nunca será lo más importante. Y aquí está el drama de estos tiempos: privilegiamos lo mental en una realidad material. ¡Qué locura!
Si yo me siento y pienso fuertemente: “Quiero ir a Córdoba”, ¿sucederá? No, tengo que mover el culo de la silla e ir a comprar un pasaje. ¿Quién lo hace? EL CUERPO. Sin dudas, la mente debe ser clara, enfocada, madura, amplia, holística, tener un contexto que ayude al desarrollo. Pero no estamos en una realidad mental (las cosas no se dan porque pensemos en ellas); debemos poner el cuerpo y AHÍ es donde reside el aprendizaje.
Por eso, especular durante años en una terapia no conduce a nada. Es masturbación mental. Cuando nos atrevemos a intentarlo es que verdaderamente podemos saber qué nos impide algo, cuáles son las consecuencias, qué sentimos, qué nos modifica, etc. Es un todo integrado: cuerpo y mente conducidos por el Alma. Ella traerá lo que pensemos encauzadamente y estemos dispuestos a concretar con el cuerpo.