Estaba mirando una película de ciencia ficción cuya premisa era manipular la química cerebral, en especial la memoria. Todos los procesos que consideramos mentales o emocionales están mediados por la química, ya que estamos en una realidad física que debe traducir lo energético al cuerpo. Del software al hardware…
Algo realmente interesante es que el cerebro no sabe distinguir entre realidad e imaginación. Prueba: cierra los ojos y recuerda algún buen momento en tu vida, uno que tengas grabado en tu corazón; trata de percibir cómo te sentías, qué estaba sucediendo, cómo era tu interacción con los demás (si estabas con otros). ¿Notas que tu cuerpo comienza a estar mejor, que conecta con ese momento, que vuelves a sentir lo mismo o parecido? Esa es la magia de la química cerebral.
Ahora, ¿por qué no usas eso para tu beneficio? Generalmente, lo haces al revés: recuerdas las heridas, los fracasos, los problemas, los abusos, todo lo malo y, por supuesto, te sientes pésimo. ¿Y si probaras recordar lo bueno, por más pequeño que sea? ¿Y si probaras IMAGINAR sucesos hermosos, éxitos, paseos, encuentros, amor, armonía? Tu energía va a seguir lo que sientes. No solo estarás mejor sino que también abrirás la puerta a lo que deseas. Experimenta…