Escuché que la raíz de la palabra alegría es del francés aller (ir). Alegre sería una persona que no está “de vuelta”, que ya se las sabe todas, sino alguien con la inocencia y el júbilo del que inicia.
Me gustó este punto de vista. Me siento identificada con él. Como ariana, adoro los comienzos y me llenan de regocijo. El tema es continuar alegre cuando aparecen los inconvenientes o se dilatan las expectativas. Encontré que, en realidad, cada día es un inicio y que no hay inconvenientes para dilatar la dicha.
La vida comienza en cada respiración y es siempre alegre.