Tenemos la vana ilusión de que somos grandes pensadores. No es cierto: somos pensados por nuestros pensamientos. Solo miramos desde afuera (sin ser conscientes generalmente, sin intervenir, sin elegir) el enorme despliegue de la máquina que dispara ideas, prejuicios, mandatos, problemas, estupideces y lo que sea.
Para quien tiene la mente definida en Diseño Humano, son más o menos siempre las mismas ideas, como un disco rayado, como una pelota rebotando en un frontón. Para quien la tenga sin definir, son muchas ideas distintas (usualmente de otros), como decenas de pelotas rebotando en diferentes paredes.
Sea como sea, asistimos inermes a ese juego que nos perjudica, creyendo que hay un Yo que lo hace. No lo hay. Nuestra máquina de pensar se formó a sí misma hace años y tomó control sobre nosotros y nuestra vida. Es hora de pararla, reeducarla y que piense lo que nosotros deseamos, lo que nos hace bien y tiene relación con nuestra esencia, no con la familia y la sociedad.
