Una consultante en sus sesenta años me cuenta que quiere hacer cambios en su trabajo de toda la vida (algo que ella fundó), pero que no encuentra la manera. Su diseño es muy fijo y le cuesta abrirse a cosas nuevas, así que le pregunto sobre su vida personal: cómo quiere vivir, cuánto tiempo desea dedicarle a su tarea, qué le gusta, etc. Me mira unos minutos y me dice: “Nunca supe eso, hice lo que tenía que hacer, nada más.” ¡Ni nada menos!
Aunque parezca extraño, eso es muy común. La mayoría sigue los lineamientos conocidos: estudiar, trabajar, formar una familia, jubilarse y morir. Es lo que hay que hacer, como afirma ella. Aun cuando realicemos lo que nos gusta, continuamos con las formas habituales: muchas horas, de lunes a viernes, en determinado contexto, etc.
Como mi rol no es Hacer, me rebelé a esta temática desde chica. No me gustaba el mundo de los adultos y sus reglas. Además, vine a romper con los estereotipos y desafiar lo conocido, así que me propuse saber cómo era yo y para qué servía, y hacerlo dentro de mis parámetros.
Después de mucha Prueba y Error de toda clase, encontré mi camino y cómo quería transitarlo. Esto significó también una gran aceptación de mí misma, que me costó bastante, porque no cumplía con el modelo social. Se fue dando por etapas, en las que descubría un nuevo potencial.
Uno de los más grandes conflictos era cómo hacerlo dentro de la sociedad, que ya mostraba signos de cambios. Estoy refiriéndome a las décadas de los ochenta/noventa, cuando empezó a consolidarse el actual paradigma. Me encanta ver las señales de los inicios y aprovecharlos…
Esta Matrix es muy interesante: le da a cada uno lo que cree. El problema es que casi nadie usa esta posibilidad; es más fácil conectarse al sistema y seguir los mandatos. Como comenté en el anterior Boletín, la mente cumple esta función, mientras el cuerpo está vinculado a todo y puede ser una mejor opción.
¿Cómo hackearlo? Desconectándose y creando una burbuja propia. ¿Es complicado? No tanto, porque ya traemos un diseño y herramientas para vivirlo, pero la mente… ese es el problema… Si no construimos pensamientos propios, si no implantamos un mundo con nuestras principios, continuamos enganchados al sistema.
En realidad, se trata de usarlo, sin ser usados por él, de estar en los márgenes (adentro somos parte del mecanismo, afuera no tenemos impacto). Esa alternativa está en nuestro interior, solo se trata de activarla, siguiendo nuestro diseño y reconectando con la Luz que somos.
No creo en el mundo idealizado que muchos pregonan ahora. Pienso que lo que viene es muy duro y difícil, y que requiere sacar lo mejor de nosotros, utilizar los recursos que traemos, y unirnos con otros que estén en sintonía.
Así como tenemos manipulaciones varias en el tercera dimensión, también existen en la cuarta, la quinta, donde sea. Si no tenemos cuidado, seremos alimento de otros, creyendo que estamos “conectados/iluminados”. Nuestra Alma es la mejor elección, directo a la Luz. Aquí estoy para acompañarte.
Para conocer tu diseño, haz tu Carta: www.abrazarlavida.com.ar/diseno-humano
