
Cuando era muy joven, estaba escuchando una entrevista a alguien súper famoso, un exponente de la Argentina, y, al responder una pregunta sobre determinado tema, reaccioné negativamente, denigrándolo de malos modos.

En ese tiempo, yo estaba luchando con mis demonios internos y con las opiniones externas, que me consideraban rara y disruptiva. Cuando tuve esa repulsión, pensé: “Si yo, que soy una absoluta desconocida, creo que este tipo, que es un referente de este país, está equivocado: ¿por qué espero que yo les guste a los demás?”.

Fue un momento decisivo, ya que entendí que nunca le vamos a caer bien a todos, ni estarán de acuerdo con lo que pensamos. Esa necesidad de aprobación que tenemos viene de la infancia (con nuestros padres) y de la tribu (los grupos que formamos): si no somos como los demás quieren, seremos rechazados, abandonados, maltratados, nos dejarán de querer.

En la realidad, al ser nosotros mismos, nos estimarán y amarán verdaderamente, no falsamente siendo otros. Y viviremos en paz, satisfechos y exitosos, con los que son correctos para nuestro desarrollo común.

Sé tú mismo, haz tu Carta: www.abrazarlavida.com.ar/diseno-humano