
El lunes, comenté acerca de cómo ocultamos Aspectos de nuestro Yo, sea porque no podemos aceptarlos o porque la sociedad los condena.

A veces, los escondemos tan profundamente que ni siquiera nos damos cuenta. No siempre es así, pero sucede bastante en las personas “buenas”, las que parecen no tener un mal pensamiento o acción, las que ayudan a todo el mundo, las que se desviven por los demás, pero no se consideran a sí mismas.

Son las mismas que atraen a los “malos”, los que luego las traicionan o dañan. ¿Por qué tanta “injusticia”? En realidad, ellos actúan de espejos para que dejen de ser los buenudos y acepten que tienen aspectos no tan limpios, y para que se centren en sí mismos.

Si estás en esa dinámica, comienza a observarte, a reconocer que tienes aspectos que niegas o ocultas (pero que son normales, que todos tenemos), a ocuparte de ti mismo, a dejar de ser el “salvador”, a poner límites, a amarte.