A medida que nos vamos adentrando más y más en los cambios energéticos (que implican cuerpo y mente), las viejas actitudes, estrategias y prácticas que antes nos funcionaron ahora ya no tienen resultado ni sentido; también, nos puede suceder con relaciones o trabajos.
Mientras van apareciendo y vamos aprendiendo nuevas formas, ese vacío intermedio nos genera mucha angustia y confusión. Lo viejo no termina de irse y lo actual todavía no se muestra y/o no se estabiliza. Hay nuevas oportunidades surgiendo y nuestro ego tiene miedo o se resiste a lo desconocido.
Una clave es vivir en el Ahora (otra cosa que al ego le cuesta porque vive entre el pasado y el futuro). Como lo anterior se va diluyendo a pasos agigantados, no nos van quedando mucho a lo que aferrarnos. El cuerpo anclado en la conciencia es la Presencia que todo lo observa y metaboliza. Aprendamos a confiar en esa Presencia, que está conectada a nuestra alma y a Todo Lo Que Es.