Hace un año, estaba en Ushuaia, en Tierra del Fuego, con amigas. ¡Qué año! Encerrada un mes, luego comencé a salir a caminar por el barrio, sola, en medio de un enorme silencio, interrumpido por pajaritos (maravilloso). Vaga como soy, me duró muy poco la limpieza frenética de cualquier cosa (el tiempo me dio la razón acerca de que no era por contacto sino por aire). No pudiendo ir a la plaza, hice Chikung por Skype con dos amigas cada día, lo cual me sirvió física y psicológicamente (¡gracias!). Venía atendiendo por Internet desde hacía mucho tiempo, así que pasé a esa modalidad a todos, además de los consultantes de Diseño Humano. Soy una persona interna, que socializo cuando quiero, así que mi vida no cambió demasiado. Venía lidiando con resistencias espirituales y el recogimiento me ayudó a aceptar, a fluir, a permitir que lo que fuera para mí viniera fácilmente (¡y llegó con abundancia!). Vivo cada día, poniendo el énfasis en la conciencia, en el cuerpo, en las relaciones, en el silencio, en lo simple. Seguramente, se me pasaron muchas cosas en este resumen, pero es lo que me sale ahora. Aquí y ahora.