Hace un par de semanas, una madre española me pidió la Carta de Diseño Humano de su hijo de 14 años. Como contiene consejos para ella, no pensé que se la mostraría al niño; para mi sorpresa, lo hizo y me contesta: “C… está leyendo su diseño y dice que cómo puedes saber tanto de él sin conocerlo. Le ha encantado… y a mí también”. Él es un Proyector (alguien bastante distinto de la normalidad), por lo que saber cómo funciona es muy importante, para no condicionarlo en contra de sí mismo.
¿Cómo puedo saber tanto de él o de cualquiera que haga su Carta? Porque somos “mecánicos” y el sistema simplemente lo describe. Nos encanta pensar que somos seres súper complejos psicológicamente, con traumas heredados y karmáticos, y que todo eso nos hace sufrir terriblemente. Eso es más bien la consecuencia de no conocernos y de no manejarnos con las herramientas que ya traemos.
También, es la consecuencia de la Matrix en la que vivimos. Son las “explicaciones” que le vamos encontrando a un cuento que cada tanto se va modernizando, pero es el mismo en el fondo (es el gatopardismo de que todo cambia para que nada cambie). Obviamente, nuestra mente es compleja y crea distintas interpretaciones para lo que encuentra, pero también se pierde de la verdad en esas elucubraciones tan elaboradas e inútiles.
Estamos formateados en la lucha, en el sufrimiento, en el miedo, en la ignorancia, en la sumisión, en lo tribal. A las puertas de una mutación inimaginable, esos cuentos se hacen más encarnizados para no perder su poder. Y seguirá cada vez peor… Por eso, si no conocemos los códigos con los que vinimos, ellos se refuerzan con los miedos que nos inculcan. Es un círculo vicioso en el que salimos perdiendo siempre.

Cuando sostengo que somos mecánicos, nuestro ego se subvierte, se horroriza, quiere ser “especial”. En realidad, sí lo somos: no hay un diseño igual a otro, ni circunstancias parecidas. Pero, la superficie, la personalidad y lo inconsciente, lo propio y lo heredado, los temores, las cualidades y los dones, los aprendizajes, se pueden conocer sin problemas y, más importante, podemos saber cómo manejarlo para que ese ego no impida nuestro desarrollo.
Porque, en realidad, ¿para qué sirve eso? Para no caer en la trampa de la mecánica y conectar con el Ser. Si sabemos cómo funcionamos y aceptamos nuestro diseño único, nos dejamos de pelear con los modelos sociales e idealizados para transitar con lo que nos resulta fácil (porque es nuestro) y nos desapegamos del drama y el condicionamiento. Fluimos sencillamente, para poder hacer conexión con el Alma.
Soy una buscadora intensa. Lo único que me cerró en términos de evolución fue Diseño Humano. Soy vaga y detesto y me harta la tragedia que envuelve este mundo. Una mirada desapegada a las mecánicas abre las infinitas posibilidades de la Luz. No vinimos a sufrir, sino a reencontrarnos. Date la oportunidad y rompe las cadenas que te impusieron. Tus códigos te sujetan o te liberan: supéralos y vive como tú mismo. Te acompaño.
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