La mente nos esclaviza si no le damos la Luz que la guía.

La mente no dirige ni toma decisiones (hay otras instancias para ello). 

Una paciente me cuenta que, después de mucho trabajar y de pagar a los involucrados en una actividad, a ella le queda… nada.  Su forma de justificar esto me resulta injusta y le digo: “No existe nada gratis; siempre alguien lo paga de alguna forma y parece que aquí eres tú”.  Su mentalidad le juega en contra y hace que desperdicie su capacidad y genere problemas en su economía.

Esto es muy común.  La cultura sobredimensiona y ensalza a la mente, pero no enseña cómo utilizarla.  Le digo “la loca de la casa”, porque delira, vagabundea exaltada, construye fantasías, pero nadie la detiene; como mucho, le recetan píldoras, pero sigue en su mundo, un mundo de creaciones tanto propias  como manipuladas, pero que no le sirven al dueño.

Es interesante, porque moldeamos la sociedad, las casas, el cuerpo, pero no nos detenemos a averiguar quién habita y qué hay en esa azotea que acaba dominando todo.  Le damos tanto poder que termina creyendo que es la reina y nosotros no discutimos esa incoherencia, porque ni siquiera nos planteamos que pueda ser diferente.  Así nos va…

La mente somete al ego y lo lleva por caminos de sufrimientos, sacrificios, carencias, idealizaciones, exigencias y otras dependencias que hacen que la existencia sea una lucha constante.  La mayoría de las ideas que tenemos son repeticiones neuróticas que nos inculcaron y que no nos benefician, que erigen un mundo de consumo, miedo y competencia que socava nuestro Ser.

Los pensamientos se suceden unos a otros, inconclusos, ajenos, temerosos, monótonos, guiados por las ansiedades propias de una mente sin dirección.  De eso se trata: si no hay una guía, se dispara en mil posibilidades o en una obsesión infinita (depende si está Definida o no).  Debemos aprender a observar y ordenar nuestra mente para que nos sirva a nosotros, no para ser sus servidores pasivos, y para que apoye nuestras determinaciones.

Nosotros ya traemos un diseño original, con múltiples potenciales y aprendizajes.  Cuando no lo conocemos, nos sometemos a un modelo idealizado que crea la mente para compensar lo que toma por faltas y fallas.  Nos perdemos de nosotros mismos y no conectamos con el Ser que tiene la dirección verdadera.  Somos alimento de la Matrix y nos morimos de hambre, cuando tenemos la nutrición real en nuestro interior.

La mente no dirige ni toma decisiones (hay otras instancias para ello).  Es la pasajera de un vehículo maravilloso.  Hasta que no comprendamos esto, seguiremos sufriendo y llenándonos de ideas que no nos conducen a nada.  Seremos serviles a otros, sin encontrar nuestro poder.  Estamos aquí para eso, para desligarnos de los condicionamientos y hallar nuestra Luz. 

Cuando le damos la orientación apropiada a nuestra mente, ella nos pueda ayudar a este propósito, alineándose para lograrlo.  De lo contrario, se aliena con lo homogeneizado.  Tiramos el tiempo y el dinero en lo que nos esclaviza, en lugar de invertirlo en lo que nos libera.  Nuestra Luz nos necesita y la Luz nos guía.  Seamos parte de la solución.  Te acompaño.

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