En Diseño Humano, tengo la Puerta 21 (el Control) en mi Sol Consciente y, por lo tanto en mi Misión, por lo que este tema ha sido crucial en mi vida… y un trabajo constante. Mis padres recurrieron a la coacción y la violencia, porque yo no dejaba que ellos me controlaran; gran parte de mi existencia fue una lucha contra las autoridades de todo tipo, al ser además una rebelde del sistema (Línea 5). Aclaro que esta es la naturaleza reactiva de la 21; la represiva es la Sumisión.
Por un lado, yo quería ejercer un control férreo sobre mí y sobre cualquier cosa y, por otro, no permitía que otros lo quisieran hacer, así que los días se constituían en batallas estresantes. Al principio, era con mis padres y la escuela y más tarde en los trabajos, de los que me echaban siempre. Cuando decidí ser independiente, me peleaba conmigo misma por no hacer lo que debía. ¡Qué problema!
El control necesita estar continuamente en alerta y saber cómo responder, así que mi mente ideaba planes A, B y hasta Z para no perderlo, por lo que las ansiedades me carcomían. El Par de la 21 es la Puerta 48, el temor del Centro del Bazo a ser Inadecuado, que también tengo activado, por lo que el miedo físico llegó a ser intolerable.
En algún momento, me di cuenta de que ya tenía miedo al miedo, no importaba nada más que tratar de controlarlo, pero también tomé conciencia de que era inútil: no solo no podía conocer las probables alternativas que sucederían sino que el miedo me impedía responder adecuadamente cuando pasaban (las que no había pensado, ¡obviamente!). Decidí entregarme.
Me comencé a decir: “Yo puedo con todo lo que venga. Son situaciones derivadas de mí, así que son de mi tamaño, de acuerdo a mi personalidad. Si respiro y me centro, la solución vendrá a mí. Y si no, aprenderé”. Sin darme cuenta, encontré la contrapartida: la confianza. No hay manera de controlar todo realmente, solo podemos ir construyendo confianza en nosotros mismos y en la vida. ¡Eureka!
Una cuestión interesante de la Puerta 21 (que muchos tienen activada) es que, en el nivel humano, no se trata del dominio egoísta sobre otros sino del cuidado de la Tribu para que funcione correctamente, sin que los integrantes se dañen. Por ello, es un líder natural, que se responsabiliza de que todos estén en su lugar y la cosa marche bien. Esto requiere control… y mucha tensión, por lo que tendemos a estar contracturados y nerviosos.
A nivel espiritual, este tema es patriarcal, de jerarquías, del pasado, se está acabando. El Don de la 21 es la Autoridad de la Sumisión, una relación entre las energías masculina y femenina. Aunque sigue siendo una Autoridad, elegida por los demás y que asume la responsabilidad, lo hace entregándose al grupo, en comunión, trascendiendo los estereotipos culturales.
Es una autoridad basada en el servicio, que inspira lealtad. Y lo hace con Valor, entendido como nobleza en acción. Contiene virtud, sabiduría, amor, coraje: es un acto de total autorrendición en el que se pone el ser al servicio de un ideal mayor. Es común entonces ensuciarse muchas veces, querer ser controlado por otros y sufrir bastante hasta darse cuenta de esta paradoja: ninguna forma de control externo puede robar la nobleza verdadera, el Valor.
La esencia del Valor representa la rendición del Control (lo masculino) a la Confianza (lo femenino). No se trata tanto de una cuestión externa como interna: es el coraje y el amor que se puede encontrar al morir el ser inferior dentro del desconocido mundo del Ser Superior.
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