
Estaba tomando un café y una señora en una mesa contigua no paraba de lamentarse de cada cosa que surgía en la conversación con su amiga. Si no era la política, era la familia o el clima caluroso o sus enfermedades… Resultaba muy desagradable escucharla y parecía que una nube negra se había posado en esa mesa.

No hay cosa más inútil y desempoderante que la queja, ya que nos mantiene en el mismo círculo vicioso, espiralado hacia abajo, sin aportar soluciones ni producir cambios. Es solo masturbación mental que no conduce a nada.

Hay que detener la cháchara negativa, crear nuevas conexiones y pasar a la acción. La queja es paralizante, así que movernos, sabiendo que todo aprendizaje es Prueba y Error, nos sacará de esos lugares destructivos para llevarnos hacia espacios de creación.
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