
Una mujer me pide información sobre la Carta de Diseño Humano; cuando se la doy, me contesta (por mensaje de voz): “No, no voy a leer cuarenta hojas”. Se pierde información y recursos valiosos por la pereza de leer…

A eso nos han llevado: no tenemos la atención más que para lo mínimo indispensable y ni siquiera para eso muchas veces. La rapidez y pasmosa continuidad de las redes sociales y medios de comunicación compiten por nuestro interés, a fin de no estar enfocados en lo importante y perdernos en ese fárrago insano, que no conduce a nada. Estamos informados de todo y no sabemos nada.

Esto no es privativo de la gente en general; a los que están motivados por el desarrollo personal les pasa lo mismo. Siguen a montones de personas, se desviven por el último sistema de moda, miran cientos de videos; al final, están sobrecargados de información, pero no llevan casi nada a la acción, por lo que toda esa frenética “actividad” no sirve para mucho.

El lunes, escribí que la nueva riqueza no es el dinero sino el tiempo. Si no descansamos nuestra mente y nos enfocamos en lo esencial, somos títeres del afán del sistema, al que no le importamos, mientras no queda espacio para nosotros mismos.
