
En un reportaje al historiador Yuval Harari, basado en su nuevo libro “Homo Deus”, él dice que la mayoría de la gente será innecesaria en el siglo XXI. El extraordinario crecimiento y progreso de la humanidad (excepcional) en estos dos últimos siglos terminará y a las élites no les importará el destino de la mayoría sino el propio (como siempre fue).

Visión pesimista si las hay… pero bastante acertada. Si observamos los últimos parámetros en cuanto a tecnología, medicina, biología, etc., no hay lugar para que el grueso de la población acceda a ellos, porque tampoco se los necesita, ya que una máquina puede reemplazarlos. La capacidad de decisión estará en un algoritmo, como sucede ya, e iremos perdiendo terreno porque el cambio será tan rápido y brutal que nos quedaremos atrás.

Despertar a esta realidad es imprescindible, debido a que se nos impone sin darnos cuenta, normalizando situaciones que nos perjudican. La antigua revolución colectiva no es posible ni efectiva: está en el individuo tomar conciencia de su poder, para salirse de la ilusión y accionar desde el Ser, juntándose con otros para activar la conexión álmica.