
“La razón por la que estamos tan deprimidos y vacíos cuando tenemos tanto es que, si tenemos más de lo incorrecto, se vuelve menos. Hay cosas más profundas que nos satisfacen. Nos atiborramos de las cosas incorrectas. Por eso, funciona el minimalismo. Tenemos escasez de cosas que sí importan.” Esta afirmación la dijo alguien en un documental sobre Minimalismo.

No solo es cierto para las cosas materiales con que nos invaden constantemente, también para las inmateriales. Hay personas que me consultan sobre la Carta de Diseño Humano (para dar un ejemplo personal), pero luego me dicen que no pueden económicamente. Al mismo tiempo, me entero que fueron a un restaurante carísimo o que se compraron una ropa nueva o que fueron a un recital.

No importa, el tema es que no tenemos prioridades para invertir nuestro dinero: la satisfacción inmediata es más importante que algo que ayudará consistente y prácticamente el resto de la vida. Estamos en tiempos muy complicados y la mayoría se ha dedicado a gastar lo poco o mucho que tiene en algo efímero, porque no puede afrontar los grandes proyectos. Si no aprendemos a priorizar lo que tenemos, solo seremos un engranaje más en la máquina, con el cerebro lavado por la publicidad.
