Lo que el cuerpo sabe, pero hemos olvidado.

¡Y nos salvan!

Cuando era joven, tenía una multitud de síntomas que me atravesaban tan dramáticamente, que me impedían tener una vida normal, como mínimo.  Me di cuenta que estaba desconectada del cuerpo, y me dediqué a investigar para resolverlo.  El resultado fueron muchos años de estudios de Integración Cuerpo-Mente y Expresión Corporal tan diversos, que me dieron una amplia experiencia en sus manifestaciones.

El cuerpo es la llave del bienestar.

Fueron tiempos desafiantes y maravillosos, en los que exploré vehementemente (como suelo hacer) expresiones de lo físico, las emociones, lo espiritual, todo.  Voy a centrarme hoy en algo que es tan simple, que, en realidad, no requiere instrucciones, pero que hemos perdido en esta sociedad que privilegia lo mental.

Nos llenan de información intelectual y operativa, pero no sensible.  El cuerpo es el gran olvidado.  En la escuela, nos educan sobre anatomía y enfermedades, pero no sobre su comportamiento y su salud.  En la cultura actual, es un negocio.  Ya sea sobre alimentación, ejercicio, belleza, energía, cualquier cosa es oportunidad para vender algo.

El tema es que el cuerpo tiene miles de años de evolución y una sabiduría que no escuchamos.  A diferencia de la mente, que todavía se está desarrollando, ha aprendido mecanismos de homeostasis… que la mente vulnera continuamente.

Respirar, bostezar, temblar (¡qué novedad!).

La homeostasis es el proceso por el cual el cuerpo mantiene un equilibrio interno relativamente constante, a pesar de los cambios en el entorno externo.  La temperatura, la concentración de glucosa, la regulación ácido/base son muestras de esto. 

Me interesa otros mucho más elementales que nos han enseñado a reprimir.  La “buena educación” ha hecho que dejemos de bostezar, por ejemplo.  Apenas si abrimos la boca o directamente lo coartamos.  Sin embargo, es la oportunidad de tomar grandes cantidades de oxígeno, de despejarnos, de calmarnos.  Aquí, hay un artículo sobre esto.  Suspirar también es un efecto de la falta de aire.

Respirar es la clave, como parece que recién están descubriendo todos.  Es lo que regula el sistema nervioso, pero está tan desregulada por los traumas, la inhibición, las emociones, el estrés, el desconocimiento, la vida moderna, que resulta que tenemos que aprender cómo hacerlo.  Aquí, puedes leer más.

Otro recurso que no se nos ocurre es el temblor.  Es la forma en que el cuerpo suelta la tensión, ya sea física como emocional.  Este año es muy emocional (según Diseño Humano), por lo que las crisis son bastante comunes, junto con la incapacidad para manejarlas.

Quizás, te diste cuenta de que, cuando estás muy estresado o nervioso, sientes un pequeño temblor o, si es muy fuerte, algo tan grande que puede ser apabullante.  Le tememos mucho a dejarnos llevar por ello, por lo que lo tratamos de controlar y las consecuencias son peores. Ceder a que el cuerpo se suelte a través de temblar y vibrar es beneficioso.

Gritar, llorar, pegar, patear, saltar también son recursos que nos permiten liberar las contracturas y presiones.  Son humanas, son normales, están instauradas para ayudarnos a transitar lo que nos sucede.  Mientras sean en espacios seguros y sean conscientes, expresarlas nos protege.  Si no sabemos moderarlas o están ausentes, una consulta profesional sería conveniente.

Ya tienes lo que necesitas.

A lo largo de la semana, iré publicando algunos consejos para recurrir a mecanismos físicos, que son simples y efectivos.  Justamente, por ser sencillos, tendemos a minimizarlos.  Gastamos dinero en sofisticaciones que no utilizamos, pero no nos tomamos minutos en escuchar al cuerpo y darle lo que necesita.  Después, nos quejamos de lo mal que estamos.  Ya venimos equipados con lo que precisamos.  Es cuestión de vivir en el cuerpo, en el aquí y ahora. 

En este Curso sobre los Miedos, encontrarás muchos recursos corporales que te ayudarán.

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