Desde hace unos veinte años, vengo observando una jugada muy interesante de las multinacionales: cuando surge algún movimiento, actitud o idea nueva, que es rupturista con respecto a lo anterior, es tomada y desactivada, convirtiéndola en moda; así, es reducida a algo a lo que todos aspiran, pero que ya no tiene sustancia ni alma, es una pose más a la que plegarse para estar en el consumo instagrameable.
Como trabajé en una gran agencia de publicidad, pude presenciar la manera en que se crean productos y tendencias, en base a estudios de mercado. El más impactante fue la enorme campaña de una bebida alcohólica (que era de viejos, despreciada por los chicos) que se transformó en LA bebida que ellos querían tomar, porque significaba juventud, frescura, amigos, encuentro, lo que se mostraban en los avisos.
Hace unos días, vi un documental sobre la pirámide Ponzi de Bernie Madoff. Me gustan los temas financieros porque también trabajé en algo relacionado. Lo sugestivo de este caso (al igual que el de las hipotecas subprime del 2008, que ocasionaron una debacle mundial) es que los organismos supervisores sabían lo que estaba pasando y no hicieron nada. Fueron avisados varias veces, pero se mantuvieron al margen, quizás porque como dijo un financista: “Mientras haya dinero corriendo, a nadie le importa”.
Las víctimas más sufridas terminan siendo los últimos orejones del tarro, los que no tienen poder porque no tienen información y creen lo que les dicen las “autoridades”. Madoff era un pez gordo en su ámbito y tenía una reputación impresionante, pero como tituló una escritora que dedicó un libro al caso: “era demasiado bueno para ser verdad”. Aun así, gente rica y gente pobre lo siguió, porque somos ignorantes y/o codiciosos.
Las multinacionales farmacéuticas son otro ejemplo de cómo tragamos toda clase de medicamentos, sin informarnos sobre sus consecuencias o si verdaderamente son eficaces o si hay otra forma de solucionar la enfermedad, porque hemos puesto a los médicos y a las farmacéuticas (a la ciencia en general) en el lugar de dioses menores, que todo lo pueden. Un estudio titulado “Los médicos son la tercera causa de muerte en Estados Unidos” explica la Iatrogenia, el daño causado por profesionales, medicaciones, instituciones, etc.
Hemos creído lo que las Entidades Tribales (o los que estaban detrás de ellas) nos han dicho que era lo mejor para nosotros y ahora está resultando que ese apoyo no existe, que la corrupción está denigrando cada ayuda, que hay discursos únicos y aceptados universalmente que son mentiras disfrazadas de verdades, con datos manejados. Este proceso se está acelerando porque estos paquidermos ya se están cayendo por su propio peso y porque más personas están despertando.
Desde pequeña, me resistí a lo que se aceptaba como cierto, simplemente debido a que “siempre fue así” o a que “una Jerarquía lo dice”. Nunca le temí ni creí en la autoridad, comenzando por la de mis padres, luego la de las escuelas, después en el trabajo y finalmente a nadie ni a nada. Sigo mi propia soberanía, aunque me equivoque, porque todo aprendizaje es Prueba y Error. Esto me hace responsable de mis decisiones y no tengo a nadie a quien culpar ni ante quien arrodillarme.
Debemos entender que no podemos dejar nuestra vida en manos de otros, sino que es preciso observar, probar, informarnos, escucharnos, seguir nuestra Autoridad Interna. Creo que se vienen tiempos más difíciles aun y que la manipulación se hará más fuerte. Confiar en nuestra propia sabiduría, desapegándonos del mundo externo, lo hará más sencillo, poderoso y luminoso. Te acompaño.
