Desde hace un tiempo, entre observaciones y charlas, percibo el enorme cambio que se está produciendo en poco tiempo. Uno de ellos es la rápida disolución de las ideas que hemos tenido acerca de la familia. Esto incluye la institución en sí, la descendencia, los roles de género, el manejo del dinero, etc.
Lo real y lo ideal.
Por mi trabajo de Terapeuta y Guía, escucho las historias de muchas personas. Generalmente, llegan por temas personales, y no se dan cuenta de que la génesis está en sus infancias. Lo interesante es que, cuando pregunto cómo llevaron su niñez, muchos contestan que normal, bien… hasta que comienzan a contar sus recuerdos, algunos escalofriantes.
He oído relatos impresionantes, de crueles abusos, abandonos, explotaciones, a las que debieron sobrevivir penosamente. Por otro lado, también mencionan su ilusión secreta de haber tenido la familia Ingalls. Casi todos han abrigado la fantasía de una familia que no es posible, pero que les sostenía la experiencia real, tan alejada de sus deseos.
La buena y la mala madre.
Llegué a la conclusión de que la mayoría vivió en familias disfuncionales o directamente tóxicas o perversas. Sin embargo, la sociedad idealiza esta institución, tal como la de la maternidad.
Ese altar de sacrificio, abnegación, realización, amor incondicional, entrega absoluta y demás maravillas, tan fuera de la dura realidad que significa tener y criar hijos, está siendo reconocida últimamente.
Cada vez más, las mujeres están exponiendo las dificultades de la crianza, las que no se mostraban antes. Siempre recuerdo cómo una prima me contó, hace años, en voz baja y como un secreto, lo complicado que se le hacía maternar. Creía que no podía compartir ese sentir, porque la haría una “mala madre”.
Los mandamientos que manipulan.
Estas nociones están instaladas expresamente por el sistema. No son casualidades ni productos de algo “natural”. Son mandatos sociales, como mandamientos a los que se debe obedecer. Y pocos se ponen a advertirlos y desafiarlos (hasta ahora).
Hay una corriente que sostiene que esta revisión es también parte del sistema para destruir la familia y dejar a los individuos desamparados y maleables. Puede ser cierto, pero es parte de un cambio más profundo que está sucediendo.
La idealización de la familia y la madre perfectos es la célula base que sostiene el paradigma de que necesitamos instituciones para sobrevivir. Esto incluye justicia, orden, religión, salud, gobierno, supervivencia, lo que sea. No somos lo suficientemente inteligentes ni capaces; somos unos Niños que necesitamos que el Padre nos cuide, nos diga qué pensar, qué hacer, cómo vivir.
El cambio de paradigma.
Hemos entregado nuestro poder y libre albedrío a cambio de la comodidad de ser manipulados. Esta es la transformación más trascendental de la historia de la humanidad: la de recuperar esas aptitudes, la de ser nosotros mismos.
Es obvio que los pioneros de esta evolución somos pocos y no la pasamos bien… a menos que seamos conscientes y trabajemos internamente para sostener nuestros propios parámetros, entornos, relaciones, trabajos, etc.
Si eres uno de ellos, aquí estoy. He dedicado toda mi vida a esto; tengo el diseño, las experiencias y la capacidad para ayudarte a conocerte esencialmente y actuar.