El cambio se hace donde estás.

Así, podrás en cualquier lado.

Tendemos a pensar que, cuando aparece una crisis o necesitamos un cambio, debemos hacerlo drástico y rápido y que así será más fácil. En general, es al revés. Agregarle tanto estrés al estrés de lo que sucede termina siendo demasiado y volvemos al inicio, más exhaustos.

😓

El problema reside en que optamos por los cambios externos en lugar de los internos, así que nos separamos, renunciamos al trabajo, nos mudamos de ciudad o de país, bajamos 30 kilos, nos vamos al campo… pero seguimos siendo nosotros mismos, sea donde sea que estemos; por lo que, casi seguramente, volveremos a crear las mismas condiciones y caer en los mismos problemas que creímos remediar.

🤦

Por el contrario, cuando nos damos cuenta de que la verdadera solución reside en una transformación interna, usamos las condiciones en donde estamos para hacerlo. Si lo logramos allí, estamos preparados para cualquier cosa (obviamente, si la situación es peligrosa, salir de ella es lo mejor).

😉

Aprovechemos cada instante para iluminar las preciosas facetas del divino diamante que somos. Esa luz nos guiará por las sendas más convenientes para nuestras cualidades y aportes. Momento presente, momento sagrado…

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