
Siempre, ir al dentista ha sido un suplicio. Tengo historias horribles al respecto en mi niñez. Pero, me di cuenta de que esa sensación adquirida es mentira la mayoría de las veces.

Muchos dicen que no van al dentista porque les va a doler. Entonces, resulta que pasan por dolores mayores (tomando analgésicos y antibióticos, para colmo) cuando la realidad es que el arreglo e incluso la extracción serán con anestesia y no sentirán nada. Esa anticipación del supuesto dolor es un sufrimiento innecesario.

También, sucede al revés. Cuando algo doloroso ya ocurrió y, en lugar de aceptarlo y aprender, se quedan con la pérdida, la imposibilidad o lo que sea, acrecentándolo con cada victimización.

No podemos elegir ciertos dolores o sucesos, pero sí podemos elegir cómo los vamos a procesar.