Nos gusta creer que un acontecimiento pasa por sola causa. Nos quedamos tranquilos, porque nos damos alguna explicación conveniente y lo dejamos ahí. La vida luego se encarga de despertarnos y mostrarnos que hay unas cuantas variables.
Si viésemos una situación como un punto, sería más fácil entenderlo. Un punto es la zona de intersección de, mínimo, dos planos, dos coordenadas. Desde este punto de vista, necesitamos que dos cosas se encuentren para que algo suceda. A veces, se trata de cinco planos, por ejemplo. Entonces, se pueden dar tres razones, pero faltan otras dos para que determinada circunstancia se precipite.
En ocasiones, cuando miramos en retrospectiva tratando de interpretar un hecho, años después recién comprendemos alguna de las causas, al tener más información o al evolucionar y ampliar nuestra conciencia.
Como no podemos darnos cuenta de estos planos, nos ponemos ansiosos o dudamos o abandonamos, al tardar en darse la conjunción. Si sostenemos la situación, cuando todo esté en el lugar y tiempo correctos, con las personas y recursos adecuados, lo que esperamos sucederá.
Paciencia implica confianza. Es duro nutrir y continuar mientras nada o poco ocurre, pero finalmente tendremos nuestra gratificación.