Ser Únicos en la Homogeneización.

¡Qué gran desafío!

Estuve viendo un documental llamado “Cuidado con Slenderman”, sobre dos chicas que atacan a otra, al parecer influenciadas por este personaje, pero que, en realidad, eran esquizofrénicas.

Los roles Femenino/Masculino.

Me impresionó uno de los padres, visiblemente quebrado, hablando de las dificultades de sostener una fachada de positivismo y resiliencia, en medio de una crisis catastrófica, que nunca pensó posible.

Él se consideraba un padre presente y amable, y jamás se imaginó las actividades por Internet de su hija y menos que tenía una enfermedad tan grave.  Fue devastador.  Observar a un hombre en ese nivel de vulnerabilidad lo hace más conmovedor. 

Creo que ser progenitor (sobre todo en estos tiempos) es una de las labores más difíciles que puede haber.  Desde hace poco, se está hablando de las dificultades de ser madre.  Se ha romantizado este rol, como si todo fueran rosas, sin ninguna espina, sin el enorme esfuerzo que significa.

El movimiento feminista ayudó, pero también cargó los roles de la mujer a niveles supremos.  Hija, hermana, esposa, madre, trabajadora, ama de casa, amiga, deportista, bien arreglada, activa, en mil lugares, sonriente, perfecta…  Locura…

Pero, pocos hablan de la lucha de los hombres.  Del papel de proveedor y de figura fuerte.  De aguantar trabajos físicamente desgastantes, callados y estoicos.  No pueden (y no saben) quejarse y pedir apoyo o consuelo.

Y además tienen que sostener, sin llorar o desmoronarse, cuando todo se cae.  Es cierto que las nuevas generaciones están queriendo cambiar esta realidad, pero falta mucho y, a veces, lo hacen desde lugares radicales y extremos, que tampoco ayudan en la realidad.


Somos únicos.

Sé que estoy describiendo una pequeña parte del tema y que es muy complejo, pero no quiero extenderme, sino solamente tomar este recorte.

En lo personal, odiaba ser mujer cuando era niña, porque percibía la diferencia con los hombres.  Con el tiempo, comprendí el contexto y me amigué con mi género, buscando mi propio lugar, a mi manera.

Pero, nunca le eché la culpa a los hombres, así en general.  Porque entendí que éramos parte de una Matrix, de un sistema que nos explotaba a todos.  A veces, entramos como hombres, otras como mujeres, como blancos o negros, como ricos o pobres, no importa.

En el fondo, siempre consideré a los demás como “personas”, independientemente del género, raza, status social, etc.  No soy inocente, conozco los pro y los contra de cada uno, tengo mis sesgos como cualquiera.

Pero, mi Ser aprecia la enorme variedad de la humanidad, los horrores y las maravillas, las brillantes luces y las terribles sombras, así como los grises que realmente somos la mayoría, una mezcla variopinta de polaridades.

A veces, siento compasión por el panorama general y otras espanto, así como me lleno de ira o de sorpresa o de amor.  Esta Matrix es desafiante, compleja y está cambiando.  Estoy aquí, igual que tú.  ¿Honras lo que eres?  ¿Qué decisiones tomas, desde tu individuación, no desde la homogeneización?  Te acompaño.

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