
Una paciente, que duda mucho de sí misma y de sus capacidades, me cuenta que le da miedo “sobrepasarse”, mostrarse altanera o soberbia, y que los demás la rechacen o la paren por eso.

Le contesto que, primero, tiene que creerse que es competente y llena de cualidades. No tiene que llegar a eso: ya lo es, ya lo tiene. El problema es que ella sigue escuchando las voces de sus padres, cuando no la reconocían de niña.

Una vez que lo acepte, se trata simplemente de serlo, de vivir de acuerdo a ello. Es algo que emana, sin esfuerzo ni resistencia, como una flor. Si por casualidad, se sobrepasa, encontrará el límite afuera y eso no es un drama. Es una oportunidad de replantearse si verdaderamente se lo cree o lo está impostando. Sea como sea, siempre gana.