Debido a que estamos en una Dualidad, nos resulta muy difícil aceptar que podemos pensar y sentir cosas contradictorias. Nuestra mente busca UNA de las polaridades para darle prioridad y desechar la otra. Esto resulta en una lucha interna contra aspectos nuestros que deberían ser reconocidos.
Cuando más fuerte es el conflicto, más nos daña. Una paciente, que está separándose, pelea contra emociones opuestas con respecto a su pareja y la situación, queriendo sentir solamente un espectro (rencor, resentimiento, humillación, miedo, etc.) y desechar el otro (cariño, comprensión, aceptación, aprendizaje, nuevas metas, empoderamiento, etc.). Es más fácil separarse si uno apela al odio pero también puede retrasar y complicar todo.
Es duro navegar por las olas contrapuestas de ideas y emociones que nos atraviesan, pero también es necesario. Aceptar que sentimos y deseamos cosas distintas realza nuestra complejidad y amplía nuestro entendimiento. En lugar de esconder y rechazar algunos aspectos, evolucionamos cuando los integramos y así somos coherentes en el más amplio sentido del término: no hemos dejado nada atrás sino que hemos aprendido y crecido con ellos.
Quizás, has leído que Capricornio es importante este año y, justamente, lo es porque nos puede ayudar a dar el salto que necesitamos. Este signo es la cúspide de lo terrenal, el triunfo de lo material, la conclusión de un ciclo. Y podemos perdernos en él, en las necesidades del ego, en la ilusión de que el dinero y el status nos completarán o comprender que lo material es una metáfora de lo espiritual y evolucionar.
Capricornio es la transfiguración de la personalidad por el alma. Cuando ya logramos todo y hemos dominado lo material, nos damos cuenta de que eso no es nada si no tiene un propósito y una visión espiritual. Tomamos conciencia de la necesidad de poner la disciplina, la practicidad, la paciencia y la ambición al servicio del despertar del ego.
Nos cuesta asociar esas cualidades a lo espiritual pero son vitales. Pasamos de un sistema a otro, de un gurú a otro, por libros, cursos y personas, creyendo que más es mejor, sin anclarnos en la realidad de nuestro ser. La transformación es un largo camino, muchas veces duro y difícil, lleno de subidas y bajadas, de golpes y maravillas.
Aceptar la dualidad de lo espiritual dentro de lo material y éste como aprendizaje es una verdad que nos lleva tiempo. Parece que contactamos con lo sagrado solo cuando estamos en un templo o meditando o en un grupo reunido a tal efecto. El resto del tiempo somos “solo” humanos, imperfectos, incompletos, carentes, necesitados. SIEMPRE SOMOS ESPIRITUALES. Siempre somos Humanos Divinos.
En vez de existir creyéndonos una pobre persona perdida en el caos y la incertidumbre de lo terranal/egoico, es tiempo de leer lo cotidiano como un aprendizaje de vivir en la materia a través del Espíritu: ¿para qué sucede esto?, ¿cómo utilizo mi poder creador para sustentar otra vida?, ¿qué deseo realmente desde el corazón?, ¿con qué seres quiero compartir lo que soy?, etc.
¿Qué podemos aprender este año? A conectar con nuestro Ser MIENTRAS hacemos nuestra vida cotidiana, a dejarnos fluir escuchando el cuerpo, a estar conscientes y presentes, a permitir que el camino nos encuentre, a tener disciplina, paciencia y perseverancia, a ser agradecidos, amables y verdaderos, a traer el Cielo a la Tierra. Te acompaño.