Bancate la culpa (y el miedo).

Estarán ahí, así que hagámoslo con miedo, con culpa, pero sigamos adelante, fluyamos evitando el obstáculo.

No sé si se usa en otros países, pero “bancar” es un verbo que utilizo bastante. Significa sostener, aguantar, dar apoyo, esperar (es multiuso). En este caso, en el sentido de aguantar. ¿Por qué? Cuando comenzamos a hacer cambios y lo que deseamos está en contra de lo establecido o de las normas familiares, sentimos culpa.

Fuimos criados en la omnipresente culpa, así que es lo primero que aparece. A veces es tan abrumadora, que ni siquiera iniciamos el proceso o lo abandonamos enseguida. Tenemos que estar preparados para ello y bancarla. Implica sentirla y aun así continuar. No desaparecerá mágicamente porque hagamos terapia o cualquier otra cosa; seguirá como un perfume persistente que molesta.

Es igual que el miedo. Creer que tenemos que “trabajar” el miedo para luego hacer algo es inconducente. Estará ahí, así que hagámoslo con miedo, con culpa, con lo que sea que sintamos, pero sigamos adelante, fluyamos evitando el obstáculo. Con la práctica, con los resultados, con la toma de conciencia en el momento (no en la imaginación), los iremos superando.

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