En estos tiempos, muy probablemente, te estás replanteado bastantes cosas, sea porque el panorama cambió, porque ya no te sientes satisfecho con lo que hay, por problemas varios. La cuestión es que algo comienza a aparecer en tu consciencia, todavía no muy definido, pero ciertamente fuerte.
Cambios fundamentales.
Es movilizador porque no se trata de asuntos banales sino de un mar de fondo que se levanta y sube a la superficie incontrolablemente. Y esto último es lo que más sacude: el control.
El Ego pretende fiscalizar todo por miedo, inseguridad y desconfianza, por lo que busca establecer bases estables y cómodas para operar siempre del mismo modo (básicamente es una máquina repetitiva). Como la vida es cambio y evolución, en algún momento esas plataformas ya no sostienen tanto movimiento y se resquebrajan.
Cuando lo nuevo es tan radical y original, como está sucediendo, no hay más remedio que confrontarlo a pesar de todas las resistencias que opongamos. No involucra modificaciones cosméticas: tu estructura más esencial está mutando. Tu mente está tratando de aceptar y adaptarse a conceptos que, quizás conocía teóricamente, pero que no habían sido in-corporados.
¿Cómo se manifiestan?
Con cansancio, síntomas (tensión, alergias, mareos, dolores), enfermedades, “accidentes”, sensibilidad extrema y/o insensibilidad, hartazgo, irritabilidad, necesidad de soledad y escucha interior, cambios en la alimentación y en el trato corporal, desgano, mal dormir y sueños extraños, apertura a otras capacidades, replanteos existenciales, pérdida de interés en objetivos y relaciones largamente sostenidos, surgimiento de otros deseos, etc. Un paquete variado y desafiante…
¿Cómo transitarlos?
Con amabilidad. Sí, es difícil. Nuestra sociedad (regida por el Ego) quiere todo YA, sin proceso, sin espera, sin sustento. Te maltratas, te exiges, te fuerzas, te agotas y nada pasa. No es ese el modo: aprende a aceptar, a tener paciencia, a fluir, a perseverar, a conectarte con el cuerpo y la Tierra, a incluir todos tus aspectos, a ver las relaciones con Todo Lo Que Es, a confiar en ti mismo y en la Vida.
¿Te diste cuenta de que esas son cualidades de lo Femenino? Eso también es parte del proceso, ya que necesitamos equilibrar la preeminencia de lo Masculino durante siglos. Los atributos de la Energía Femenina han sido denigrados y socavados por tanto tiempo que nos cuesta siquiera considerarlos como buenos propósitos (incluso a las mujeres, que nos hemos masculinizado bastante).
¿Para qué colaborar si podemos competir, para qué integrar si podemos dividir y triunfar, para qué esperar si podemos conquistar, para qué ser cordial si podemos forzar?
Confía en el Amor.
Tanto hombres como mujeres debemos replantearnos la fuerza del Amor. En el fondo, creemos que es débil, tonto, que no soporta el embate de lo malo y dañino.
El Amor es poderoso e inteligente, disuelve sin necesidad de luchar, empodera sin acorazar e insensibilizar, es vulnerable sin debilitar, moviliza sin agotar, crea sin destrozar. Por eso, sé amable contigo.
Pon consciencia, entusiasmo, amor en tus interacciones contigo mismo, con los demás, con tus asuntos, con el planeta, con la Vida. No hay nada que lo valga más. Eres una chispa de Dios, latiendo en un corazón humano.
La Carta de Diseño Humano te provee de los recursos individuales que necesitas para este cambio.
2 comentarios
Siempre leo tu boletín y me deja un alivio en el alma. Gracias. Además es casi como un oráculo jejej porque cada mensaje llega en el momento preciso.
Y tu comentario es una caricia para mi alma, Viviana!!!
Te lo agradezco y me encanta que llegue en el momento preciso: eso quiere decir que estoy “leyendo” bien el panorama…
Te mando un luminoso abrazo.