En una anterior entrada, comenté acerca de cómo no podemos confiar en la memoria, porque nuestros recuerdos están filtrados por una multitud de aspectos que los metamorfosean completamente.
No hay nada de objetivo en esas memorias. Si lo sabemos usar con sabiduría, puede ser una gran ventaja. En lugar de contarnos historias (porque de eso se trata) que nos menoscaban y deprimen, las narraremos como hitos que nos motiven.
Por ejemplo, si te victimizas con que tu madre no te prestaba atención o no te daba reconocimiento, por lo que andas buscándolos neuróticamente en cualquier lado, puedes tomarlo como una oportunidad para encontrar tu propio valor, sin importar lo que digan los demás, y para mostrarle a tu Niña Interior que le das apoyo y que has aprendido a ser tú misma con transcendencia.
O, si pasaste por hechos difíciles o traumáticos, los leerás como posibilidades de aprendizaje y de que no necesitas adversidades para evolucionar. Sea como sea, la perspectiva y el tono que le das a tus recuerdos, harán mucho por ti AHORA.
Como decía la psicóloga, los utilizamos para crear una nueva historia, una nueva solución. Lo que no pudimos resolver en la infancia, porque éramos niños y no teníamos recursos, lo haremos en el presente, revisitando el pasado y dándole otra perspectiva. Como las emociones están atadas a ello, también cambiaremos nuestra actitud y ánimo.
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