Consejos para el nuevo año.

Llega fin de año y todos nos proponemos valiosos objetivos.  Gran parte son los  que no pudimos concretar el año anterior… y el anterior… y el…

Más y mejor.

Vivimos en la cultura del ser, tener y hacer más.  La consecuencia es la actividad continua y compulsiva, tanto interior como exterior, para lograrlo ya, ahora.

Nos tenemos que “mejorar”.  Por dentro, a través de libros, cursos, videos, métodos varios.  Por fuera, a través de dietas, ejercicio, cremas, ropa, procedimientos varios.  En la sociedad, a través de estudios, trabajos, autos, relaciones, status varios.

Para colmo, el FOMO (el miedo a perdernos algo) hace estragos: no es suficiente las mil cosas que hacemos, sino que seguramente no estamos en las “perfectas”, hay otras superadoras por ahí que estamos desaprovechando.

El cambio.

Si pensamos que llegamos al pico, estamos equivocados.  Esto se hará más fuerte, exigente y extensivo.  Recién comenzamos.

Un enorme cambio se produjo durante la Revolución Industrial, en la que todo se aceleró por medio de las máquinas.  Estamos ante uno más gigantesco, el de las máquinas virtuales.  En ambas, se creyó que ello contribuiría a más ocio y disfrute para los humanos.

No sucedió… ni sucederá.  La renovación es todavía más grande y requiere gente que lo inicie y lo lleve a cabo (Manifestadores y Generadores Manifestantes, en Diseño Humano).  Esto significa mucha, pero mucha actividad.

Consejos mínimos.

Entonces, el tema sería cómo no perdernos en semejante torbellino.  Esta reflexión fue impulsada por la reseña de un libro titulado: “La alegría de perderse cosas”, del   psicólogo y filósofo danés Svend Brinkmaan.

Como soy una Proyectora, cómoda y eficiente, voy a listar sus consejos, con algunas sugerencias propias, una parte en este Boletín y otra en un par de días.  Es mi regalo de fin de año.  Espero que los disfrutes y los pongas en práctica.

1 – Decidir cuándo elegir.

Elegir todo en la vida puede ser muy agotador mentalmente, por eso propone recurrir a hábitos y rutinas.  No tienen nada de malo y una vida sin ellos sería insoportable.

Las “invitaciones” constantes a participar de distintas actividades, multiplicadas en el mundo de las redes, generan ansiedad y estrés.  Al seguir ciertas prácticas y aprender a decir que NO, nos concentramos en lo que SÍ es importante para nosotros.

2 – La idea de que “solo lo mejor es suficientemente bueno” no tiene sentido, ya que entonces nada es particularmente bueno. 

Si siempre estamos persiguiendo lo mejor, la felicidad se nos escapará.  Lo que hay y lo simple suelen ser degradados en favor de superiores metas, lo que hace que estemos corriendo continuamente tras cosas que prometen felicidad (“La vida es eso que sucede mientras estamos ocupados haciendo grandes planes”, dijo John Lennon).

3 – Las decisiones tienen que ser irreversibles.

Aunque se tenga la oportunidad de hacerlo, muchas decisiones no deberían revertirse, porque es algo que nos lleva directo al sufrimiento, sobre todo cuando afectan a nuestras relaciones con otras personas. 

“Abrir ventanitas” de lo que podríamos, deberíamos, tendríamos y demás condicionales es tremendamente confuso, estresante y doloroso.

Para ello, es necesario seguir nuestra Autoridad Interna, no la mente.  ¿Sabes cuál es la tuya?  Otro spoiler: viene del cuerpo.

4 – Practicar la gratitud.

Tendemos a no reconocer las bendiciones que tenemos y solo nos damos cuenta de su magnitud cuando las perdemos.  No lleguemos a eso y demos gracias por cada cosa que existe en nuestras vidas y que vamos consiguiendo, por mínimas que sean.

La Carta de Diseño Humano te provee de herramientas prácticas y útiles para fluir con los nuevos tiempos, ya que fue canalizada para ello.