Mi primera reacción frente a cualquier cosa es el enojo. Todos hacemos esto: tenemos una emoción de base que usamos para encubrir las demás, sea porque nos es la más fácil o porque era la permitida o utilizada en nuestra familia.
Para algunos es la tristeza, mediante el llanto o la huida interna, para otros es la alegría, a través del humor o la huida externa, para otros es el no sentir, mediante la huida mental.
En mi caso, primero me enojo, después vemos… Con el tiempo, tomé conciencia de que seguir enojada me permitía no lidiar con el dolor, la angustia, el duelo, lo que sea que me resultara difícil.
Como te darás cuenta, no sirve de nada. Finalmente, lo ocultado o negado explota o implosiona y es mucho peor. Me sigo enojando, pero ahora me dura minutos y después observo que hay debajo y me permito sentirlo y expresarlo. Es más sano.