Charlaba con una conocida (Generadora Manifestante: mucha energía, mucha mente, mucho hacer) y me comentaba algo con un tono trágico, como si el mundo se fuera a acabar por eso.
La paro, y le digo: “Deja de hacer un acontecimiento de cualquier tontería” (en realidad, le dije otra palabra comenzada con p). Al principio, se sorprendió, luego se enojó y después se rio.
Nos enseñaron a ser catastróficos.
Conozco ese asunto. Mi padre era así, cada cosa podía terminar en desastre o era trascendental. Me cansaba con esa actitud, pero, con el tiempo, me di cuenta de que la había tomado para mí.
Corría como loca para tapar un agujero… que olvidaba al otro día… para lidiar con otro y así continuamente. Cuando tomé conciencia de que hacer drama por todo no solo no era mío sino que tampoco ayudaba, dejé de hacerlo. Es algo de la mente y de los Generadores.
A la mente le encanta “abrir ventanitas”: ponerse a elucubrar qué pasaría, qué dirían, cómo se complicaría, cuándo sucedería, todos los “y si…” que se le ocurre. A estos pensamientos le siguen emociones.
Al rato, tenemos una bola de ansiedad y angustia inverosímiles, perdimos noción de la realidad y dejamos pasar las ocasiones reales que se presentaron. O sea, no sirve para nada, estresa, abruma y termina pasando lo que no se pensó (¡ufa!).
Por otro lado, los Generadores le dan importancia a cada suceso, por mínimo que sea (es su conexión a la Vida). Además, se quedan enganchados del Hacer y, si falla, piensan en qué otro Hacer lo compondría y así ad infinitum. Muchas veces, solo es cuestión de dejarlo pasar…
¿Para qué usar la mente?
En estos momentos, en que nos han instalado el drama en primer plano, hacer más drama por nimiedades no paga. Respira, suelta, céntrate en el momento, y sigue adelante.
Para ser más precisa, casi nada de lo que piensas vale la pena el esfuerzo. ¿Te diste cuenta? En ese discurrir de la mente, todo es fútil e intrascendente. Cuando realmente pongas atención en lo que importa, te darás cuenta de que estás perdiendo energía, tiempo y trabajo en cosas que no te sirven.
La presencia lo es todo. Si estás en el aquí y ahora, en el cuerpo, estarás en conexión verdadera con la Vida y apreciarás tu existencia, tus dones y capacidades, y las oportunidades que aparecen. Y tendrás momentos para hacerte las preguntas que suman:
¿Quién eres? ¿Qué es la vida para ti? ¿Cómo deseas que sea tu día? ¿Con quién quieres compartirlo? ¿Cómo te maneja el sistema? ¿Qué ideas son realmente tuyas y cuáles te fueron implantadas? ¿Cómo te llevas con tu cuerpo, lo escuchas, lo sanas, lo disfrutas? Abraza tu Luz.
Muchas de esas preguntas están respondidas en tu Carta: www.abrazarlavida.com.ar/diseno-humano
