Cuando era joven, al ser emocional (intensamente emocional), muchas de mis respuestas, razones y excusas comenzaban con: “Pero, yo siento…”.
Eso parecía ser suficiente. Sentir algo era no solo importante, sino también definitivo. Contra eso, no se podía. Era la réplica final.
Con el tiempo, comprendí que era un engaño. Por un lado, mis emociones provenían de mis ideas, pensamientos, mandatos, vivencias. No surgían de la nada, eran reacciones físicas a cosas, generalmente mentales. Por otro lado, yo oscilaba con mi Ola Emocional, así que tampoco podía fiarme de ello en el momento.
Luego, escuché este argumento de mis pacientes, con el mismo pretexto y doblando la apuesta: “Es más fuerte que yo”.
Debemos comprender que así como no somos nuestros pensamientos, tampoco somos nuestras emociones, porque ellas dependen de ellos. Aferrarnos a lo que sentimos es ilusorio y dañino… y no hay nada más fuerte que nosotros mismos, porque nosotros lo creamos.
La Ola Emocional es la forma de decidir de los que tenemos el Plexo Solar Definido en Diseño Humano.