Frustración: el sentimiento constante.

La satisfacción de Ser.

Si un extraterrestre mirara las publicidades de esta época y quisiera sacar una conclusión sobre nosotros, pensaría que los humanos vivimos haciendo sin parar, consumiendo toda clase de productos y servicios, delgados y hermosos, ricos y felices. 

El pequeño problema es que esta incentivación constante no tiene conexión con la realidad.  Una pequeña minoría puede acceder a eso y la mayoría lo toma como algo aspiracional, a lo que nunca llegará.

Siempre activo.

¿Es gratis este concepto?  Para nada.  Estamos tan acostumbrados a precipitarnos detrás de lo que se nos muestra que lo normalizamos, lo cual no significa que estemos bien con ello.

Al contrario, esos deseos continuamente incitados y nunca consumados (¿captas el chiste?) son la fuente de la frustración que sentimos.  Nuestra atención es captada por propagandas, ofertas, información, opiniones, sucesos, tonterías: es un scroll de la vida que no termina nunca.

Y siempre es activo.  Ya no existen los “tiempos muertos”, el aburrimiento, la pausa, el descanso: tenemos que hacer algo, aunque sea mirar el celular y entretenernos con algo externo, que nos saque de nosotros mismos.

Hace unas décadas, se instaló el multitasking.  Nos vanagloriamos de hacer muchas tareas al mismo tiempo, rápidos y eficientes.  Gestionar varias cosas en el trabajo, ser padres, salir con amigos, actividades físicas, escuchar algo mientras se limpia… ¿algo más?  Seguramente que sí: podemos todo.

Recientes estudios demostraron que eso es mentira.  Nuestro cerebro funciona mejor cuando se enfoca.  Además, no puede procesar tantos estímulos infinitos porque su capacidad de absorción es finita y entonces colapsa o se agota.

Todo es nada.

Ese agotamiento se traduce en fatiga, estrés, ansiedad, depresión, ira, resentimiento, envidia, y toda clase de enfermedades físicas.  ¿Nos detenemos por ello?  No.  Básicamente, porque no nos damos cuenta de que vivimos corriendo en la rueda del hámster.  Así es la vida.

Esta es la vida moderna: veloz, hiperconectada, cambiante, exigente, estropeada.  Como dice Byung Chul Han, es la sociedad del cansancio, en donde nos autoexplotamos voluntariamente, creyendo que estamos realizando nuestro potencial (hay que ver Instagram para corroborarlo).

Nos han vendido que somos todo, podemos todo, nos merecemos todo.  ¡El ego está encantado con esto!  Como vive en la mente, no para de tirarnos ideas de lo que debemos ser y hacer, de las maravillosas metas que tenemos que lograr, de lo felices que seremos cuando lleguemos a tal situación, etc., etc. y más etc.

También, nos reclama, castiga, culpa, humilla, insulta, y demás linduras que aguantamos porque así son las cosas.  ¿Y si frenamos y nos conectamos con nosotros mismos, para saber qué deseamos verdaderamente?

Satisfacción.

Entonces, te darías cuenta de que todas esas ilusiones promovidas por la sociedad son manipulaciones que tu ego compró.  Que la frustración permanente que sientes es producto de no ser tú, de negarte, de poner tu preciosa Energía al servicio de cosas que no quieres ni te hacen bien, que no te satisfacen.

No te voy a proponer un mundo ideal y volver a lo mismo, desde otro lugar.  Solo te pido que pares un poco, que calles las mil voces del ego por un ratito, que respires y sientas tu cuerpo.  Estás sostenido por la tierra, estás inhalando la energía universal.  Conecta con el silencio (un minuto).  Escúchate.  Ya eres

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