
Finalizando con el tema de los espacios que ocupamos (el propio y los ajenos), sería interesante que observemos los que nos asigna la Matrix.

Somos engranajes de un gran Programa, a los que no le importa nada nuestra individualidad. Solo persigue su propósito: la evolución, o mejor dicho la involución (bajar el Espíritu a la Materia).


Tenemos un papel asignado y lo cumpliremos, bien o mal, pero no escaparemos a él. Es algo más mucho grande que la pequeñez de nuestro rol, pero es importante desempeñarlo.

Dicho esto, podemos ser conscientes o inconscientes. La mayoría no percibe esto y es una “víctima”. Algunos lo notamos e igualmente caemos en los condicionamientos, porque son enormes e inevitables.

Si conocemos el “filtro” con el que venimos, se hace más fácil, al ser conscientes de él y poder manejarlo. Sea como sea, la única manera de salir del Programa es conectar con nuestro Ser y eso se hace a través del cuerpo, instancia que casi todos niegan, desechan o minimizan.

Conoce tu Filtro: haz tu Carta de Diseño Humano