En una reversión actual del conocido: “No puedes perder lo que nunca has tenido”, se podría decir: “No puedes soltar lo que nunca has tenido”.
Se habla mucho de soltar, liberar, dejar atrás y demás sinónimos, pero observo que realmente eso no será posible, a menos que comprendamos el motivo por el que lo seguimos sosteniendo.
Este es el primer problema: decimos que lo deseamos, pero en la realidad nos aferramos con uñas y dientes. Generalmente, se trata de alguna clase de aprendizaje.
Repetimos una actitud sin cesar y nos molestamos, pero no entendemos qué nos quiere enseñar. Solo al caer en ello, podremos soltarlo, porque ya el aprendizaje está en nosotros y no es necesaria la circunstancia. Esto es importante, ya que tendemos a quedarnos con la situación, quejándonos y victimizándonos con ella, en lugar de ver qué nos trae.
Otras veces, puede ser ocupar algún lugar, al que no estamos seguros de desear o afrontar. Cuando realmente nos confrontamos con él, nos damos cuenta de si lo queremos o podemos.
O quizás sea una situación: ¿deseamos ser padres/propietarios/jefes/emprendedores? Alguna situación nos movilizará y ahí sabremos la verdad.
De cualquier forma, solamente podremos liberarnos de lo que sea una vez que lo poseamos, que el aprendizaje finalice. Antes no.