Esta semana, tres pacientes tuvieron una misma reacción frente a actitudes de sus parejas.
Interpretaron sus comportamientos como resultados de lo que ellas son o hicieron… y no tenían ninguna relación.
Esto es bastante femenino, pero en muchos aspectos es de todos: personalizamos las reacciones de los demás y terminamos infiriendo cosas equivocadas.
Por ejemplo, una de ellas compartió un recital callejero de una banda de música que le gustaba a él. Fue de casualidad, lo encontraron mientras caminaban. Ella comenzó a bailar y cantar, mientras él se mantuvo callado.
Ella se puso mal luego, porque hizo una serie de suposiciones, que siempre involucraban algo malo acerca de ella. Cuando él se dió cuenta, le dijo que simplemente estaba abrumado por la experiencia, tan feliz que no podía expresarlo.
Él es introvertido y ella es extrovertida. Cada uno tiene distintas formas de socializar y comunicarse, y nada tenían que ver los sentimientos (aunque parte de su felicidad era disfrutar eso juntos).
Por eso, deja de crearte mundos imaginarios, casi siempre negativos, y pregunta, aprende a expresarte y compartir.
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