Tu cuerpo, tu templo: la importancia de cuidar lo que comes.

El peligro oculto de la alimentación moderna.

El otro día, fui al supermercado al mediodía, justo cuando habían salido  adolescentes de una escuela próxima.  Me llamó la atención verlos haciendo fila en un puesto de salchichas, en uno de hamburguesas del barrio y luego en el súper comprando gaseosas y paquetes de snacks.

Eran chicos de excelente nivel económico, no es que les faltara dinero para algo mejor, pero parece que la costumbre era comer basura en los alrededores del  colegio.  Me asusté, imaginando las consecuencias en su salud (física y mental) y  en el futuro de una generación que, supuestamente, tendrá puestos importantes.

Postée en Instagram una foto que me surge seguido, de jóvenes en una playa, quizás en los 60/70, todos delgados.  Es imposible ver eso ahora.  Basta sentarse en un café y observar la gente, para darse cuenta de que la mayoría tiene sobrepeso.

La alimentación como veneno.

Hace unas semanas, escribí acerca de la mejora que tuve al hacer cambios, sobre todo en la alimentación (lee mi experiencia). En realidad, el cambio lo hizo anteriormente un estilo de vida considerado “normal”, pero que es altamente dañino y adictivo.  No era que comiera mal, sino la acumulación de años de ciertos productos que no eran buenos para mi microbiota y que habían desarrollado la Cándida a niveles tóxicos (además de otros temas). 

Al crecer la industria alimenticia y extender su influencia en los medios y los organismos que supuestamente nos deberían cuidar, cada vez más países están teniendo problemas de salud conectados a estos asuntos.  Se nos venden regímenes y tratamientos, avalados por “especialistas”, que son insanos.  Luego, la industria farmacéutica aparece para solucionar el problema.  ¡Bingo!

Estamos normalizando el sobrepeso.

Eso es peligroso.  También, se está romantizando tener un “cuerpo no normativo/hegemónico”.  Con este cuento, las personas no se cuidan y ganan peso desde jóvenes, lo que es muy difícil de revertir  después.  Obviamente, esto no implica comentarios despectivos, maltrato, acoso o desventajas laborales.

Porque no se trata de un asunto de belleza o estética o moda (antes era la anorexia) o “libertad”: es SALUD.  Lo que comienza con unos kilos de más y con comer cualquier cosa termina en diabetes, hipertensión, ataques cardíacos o cerebrales, osteoartritis, apneas, depresión, ansiedad, etc. 

Por supuesto, se puede ser delgado y estar desnutrido o enfermo, y tener un poco de sobrepeso y estar sano.  Pero, dejemos de inculcar que cualquier clase de cuerpo está bien.  Alguien con menos o más kilos de lo considerado sano para cada tipo es alarmante, porque lleva a enfermedades, desvalorización, menos oportunidades, peor calidad de existencia,  menor expectativa de años. 

Nuestro templo.

Y digo “para cada tipo de cuerpo” porque no hay uno que sea el estándar o el que está bien.  Venimos en distintas alturas y contexturas.  Todo comienza por aceptar el que tenemos, escucharlo, estar en contacto con sus mensajes, cuidarlo, amarlo.  

La vida moderna es estresante y llena de ansiedades.  Tratamos al cuerpo como una máquina, como un depósito de frustraciones (por eso comemos lo que sea), como una vidriera, como una carga, como un historial nefasto, etc.  Es nuestra casa, nuestro templo.  Él está vinculado a Todo Lo Que Es y nos guía certeramente como nuestra Autoridad Interna (aprende cuál es la tuya). Seamos amables con él.

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