
La otra está muy valorada: no hay película, reality o documental en el que no haya alguien que lo dice enfáticamente, mostrando su voluntad y fortaleza: “¡Renunciar no es una opción!”.

¿Por qué no? Hay objetivos que nos pusimos hace años y que ahora quizás no nos representan más. Hay esfuerzos enormes que hacemos con personas o situaciones y que no estamos dispuestos a continuar. Hay actitudes inculcadas que sostenemos y que comprendimos que no nos sirven. Hay una imagen de “todo lo puedo” que ya no queremos mantener. Hay sufrimientos a los que es sano desistir.

Hay muchas circunstancias que merecen una renuncia, un abandono, una liberación. ¿Cuáles se te ocurren?