Algunos temen las tormentas y a otros les encantan (soy de los segundos). Sea como sea, están ahí, suceden, sirven. Y esto es lo importante: cuando el polvo del tiempo y de lo previsible tapó la vibrante realidad y la creatividad, necesitamos una tormenta que limpie y nos dé una nueva oportunidad.
Por eso, agradécele que te libere y ábrete a lo que trae.