Es interesante la forma en que nos percibimos como Individuos, como islas rodeadas de otras islas, y a la vez como un Colectivo, como seres sociales que se conectan entre sí. Oscilamos entre una percepción y la otra, según nuestro diseño, pero otra manera de verlo (y es una de muchas: elige la tuya) es que somos un Todo, parte de la Tierra, que se mueve en un imperativo genético que nos arrastra más allá de nuestro entendimiento.
Lo que percibimos como una entidad separada y libre no es más que una célula que responde a ciertos movimientos inconscientes, que buscan una mutación trascendente. En general, no tenemos control sobre esto. Solo cuando comenzamos a preguntarnos quiénes somos realmente, se abren panoramas más profundos y expansivos, generando Consciencia.
Después de muchos encuentros con las Sombras, tendemos a rendirnos a nuestro papel, a la Vida, al movimiento masivo, a ser comunes, sabiendo que el encuentro con nuestro Ser acepta el fin de todo, la inutilidad de todo, y aun así brilla con su Luz eterna en este instante ordinario.