Una frase común que escucho, casi siempre en tono de broma, es: “¡Qué difícil es ser yo!”, que implica la complejidad de actuar como uno mismo o “¡Qué difícil ser yo!”, que enfatiza el conflicto de ser uno mismo (¡gracias a la IA por la aclaración!).
Ya eres y traes lo que necesitas.
Es interesante que la mayoría de las veces esa queja se refiera a no ser uno precisamente. Estamos tan influenciados por los mandatos y modelos familiares y sociales, que lo que nos resulta complicado es lo que NO somos.
¿Te parece raro? Piénsalo: lo que eres y traes se manifiesta naturalmente, no tienes que empeñarte, surge con espontaneidad y sencillez (por lo que te sientes bien cuando lo haces). En cambio, lo que te cuesta es lo que te obligas a ser, porque debes, es lo “normal”, tengo que…
Cuando era joven, iba a una psicóloga y me la pasaba lamentándome por los pocos dones que tenía, por lo que todo me costaba. Entonces, ella me hizo notar un par de cosas que yo hacía. La miré con desdén y le contesté: “Son tonterías”. Ella me dijo: “La gente estudia años por ello y a ti se te da naturalmente: por eso no las valoras”.
Fue un momento de revelación. Tomé conciencia de cuántas cualidades daba por sentadas y de cómo había progresado en otras que me había propuesto lograr. Con el tiempo, como terapeuta, le he preguntado a pacientes cuáles son sus virtudes y la respuesta común es: silencio o “Soy bueno…” después de mucho pensar.
Vivimos desperdiciándonos y luchando por ser otros y conseguir las metas impuestas por los demás, quejándonos amargamente de la realidad, gastando dinero en mostrarnos “mejores”… mientras desconocemos los tesoros ocultos que portamos.

En Diseño Humano.
En este maravilloso sistema, nuestros Centros Definidos (linkea para saber más sobre ellos) son asuntos que vienen determinados, por lo que los expresamos o accionamos sin esfuerzos; tendemos a no apreciarlos porque nos resultan simples de articular. Los Centros Sin Definir, por el contrario, son nuestros aprendizajes y son donde estamos abiertos al condicionamiento de los demás.
En ellos, tomamos esos modelos externos y nos obligamos a cumplirlos, lo que produce un gran desgaste. En lugar de valorar y pararnos sobre lo que traemos, nos exigimos y frustramos porque no conseguimos ese estándar impuesto e idealizado.

Ser tú es ser feliz.
Nos esforzamos por cambiar cuando, en realidad, la verdadera alquimia radica en ser y actuar de acuerdo a lo que verdaderamente somos, armonizando nuestro flujo de energía personal con el flujo cósmico del Universo. Solo podemos ser felices siendo quienes somos.
En el fondo, lo sabes. Te energizas y te sientes satisfecho cuando sacas a relucir lo que surge sencillamente de ti y lo pones en acción. Atraes lo que tiene relación con ello y las personas armonizan contigo, ayudándose mutuamente, sacando lo mejor de cada uno.
Cambia tu perspectiva: ser tú es fácil. Toma tus aprendizajes con interés y curiosidad, sin apegarte a ningún patrón externo. Irás armando el tuyo con el tiempo. Fácilmente también.

Si quieres conocer tus dones y aprendizajes, haz tu Carta de Diseño Humano.