
En la anterior entrada, comenté acerca de los peligros de esta creencia: victimizarse o terminar siendo víctima. Los demás nos proveen de una retroalimentación, en donde observar nuestras ideas, actitudes y comportamientos. Nos resulta difícil autoobservarnos y, peor, captar las consecuencias de eso. Podemos creer que somos valientes, pero ello solo será corroborado si estamos en una situación de peligro y actuamos valerosamente.

Es posible decir que el mundo actúa como nuestro espejo. Pero, ¿en cuáles tendemos a mirarnos? Generalmente, en los de los modelos sociales (inalcanzables, porque son falsos, manipulados), en los familiares (muchas veces caducos, sufridos, carentes, karmáticos), en los idealizados (metas infantiles, fruto de los traumas e inseguridades), en los comparados (aquel es mejor que yo, este es más rico).

En Diseño Humano, tenemos Centros (Chacras) Sin Definir, que constituyen nuestros aprendizajes y están abiertos a las influencias de los demás. Reflejamos y amplificamos a los otros en ellos, con lo que inconscientemente tomamos sus modelos y los creemos propios, en lugar de filtrar y decidir cuáles son los mejores para nosotros.

Casi nadie se da cuenta de esto y termina adueñándose de ideas, emociones, patrones ajenos, que no le sirven. Por eso, es tan importante en qué ambiente nos desarrollamos, con quiénes intercambiamos auras, cuáles nos exaltan y cuáles nos dañan o limitan. Si somos conscientes de este proceso, elegiremos los que más armonizan con nuestro diseño original.

Para conocer tus Centros Sin Definir, haz tu Carta: https://abrazarlavida.com.ar/en-que-consiste-una-carta-de-diseno-humano/