Suelta el mundo, crea el tuyo.

Me reuní con dos amigas, con la intención de tomar un café con algo rico.  Caminamos por una linda zona y nos sentamos en un restaurante.  Había personas almorzando tarde, nos miramos, tentadas, y terminamos comiendo pizza con cerveza.  Tomamos un cafecito al final…

Estuvimos horas charlando y seguimos en la casa de una de ellas.  Pasamos de cuestiones personales a asuntos políticos y económicos sin parar.  Uno de los temas que más tocamos es que vivimos en una burbuja: somos grandes, estamos de vuelta, tenemos un buen pasar, habitamos en una zona próspera y hermosa, en medio de un país en crisis.

Haz lo que sea, pero rápido.

En realidad, estamos en un mundo en crisis.  Vivimos en el fin de una era y el principio de otra.  Lo que se va no lo hace sin pelea y lo que viene recién se está desarrollando.  Como es de esperarse, reina el caos y la confusión. 

Tanto las formas de vida como los valores y las circunstancias están cambiando a una velocidad tal que es muy difícil adaptarnos.  La tecnología está marcando el paso y la rapidez con que lo hace nos modifica en niveles que ni siquiera nos llegamos a dar cuenta.

Terminamos aceptando cualquier cosa, con tal de no perder el tren (viendo que muchos ya lo perdieron).  Visiones totalmente contrapuestas propician una enorme dualidad, y nos debatimos en el medio, tratando de seguir con nuestras vidas, mientras todo se transforma aceleradamente.

Sonríe, te estamos filmando.

Una de las conclusiones a las que llego después de charlas y reflexiones es que vivimos en una Matrix de lucha y sufrimiento.  Obviamente, la fachada en muchos lugares es glamorosa, invitante de lujos y placeres, capitalista y consumista, todo es “perfecto”… hasta que surgen los trasfondos, como con el caso del rapero Diddy Combs.

En esta polarización, en la que nos demandan estar sonrientes, positivos y felices, surgen las nuevas generaciones con sus problemas de ansiedad, depresión, pánicos, rechazos varios hacia lo establecido, conscientes o inconscientes, a través de enfermedades físicas o psicológicas.

¿Juegas el juego?

Charlando con una prima, que ha tenido un fuerte compromiso con la política y lo social, me dice que está harta y cansada de lidiar con instituciones corruptas, que no hacen su misión, y con personas que solo se victimizan y la usan. 

Después de mucho trajín, ella ahora está bien, pero se amarga con el entorno.  Para no personalizar, le comento lo de la “Matrix dolorosa” y le señalo que, por más que se esfuerce, no la cambiará, porque esa es su naturaleza.  Y está cada vez más claro, observando las circunstancias actuales.

Obviamente, suena desalmado, pero es literal.  ¿Dónde está el alma en este juego?  Hay varias explicaciones religiosas y espiritualistas, como el karma, la redención en el otro mundo, los extraterrestres y demás inventos (todos muy verosímiles), pero ya no creo en ninguna.  Décadas de lecturas y vivencias increíbles me han llevado al escepticismo (¿quién lo diría?).

Crea tu juego.

El alma no está en esta Matrix y no hay nadie que te reconecte a ella más que tú mismo.  Por eso, comienza a observar las manipulaciones de todo tipo y a alejarte de los falsos cantos de sirena. 

Crea tu propia burbuja, con las condiciones que tú establezcas (familia, amigos, trabajo, ambiente, ideas, etc.).  Te darás cuenta que tu mundo se hace pequeño, contenido, amable, selectivo, sencillo, natural.  Quizás, sea el comienzo de otro mundo, aunque no tengo tantas esperanzas.  Por lo menos, te vincularás con la Luz y podrás iluminar.