Miro bastantes series coreanas. Algo que me llamó la atención de entrada fue su énfasis en el trabajo y en hacerlo a destajo. Es entendible, porque pasaron de ser un país pobre y destruido (y sin recursos naturales) a una potencia asiática. Las consecuencias ahora es que viven para trabajar y tienen una de las tasas de suicidio más altas del mundo, junto con la de alcoholismo, de insomnio y de problemas mentales. Como comentó alguien: “Trabajamos mucho para conseguir esto, pero no podemos relajarnos para disfrutarlo”.
Es muy común que se digan: “No importa si lo logras o no, lo significativo es que trabajaste duro”, “Hazlo duro y rápido, es lo que vale”, “Si trabajas mucho, seguramente llegarás a lo que deseas”. Lo que están viendo es que no es tan así ahora, que estudian y trabajan sin descanso y siguen siendo pobres o no pueden hacer lo que desean o son humillados y castigados si no cumplen los estándares. Por eso, esos niveles terribles de suicidios y enfermedades de todo tipo.
Esta idea me hizo ruido desde chica, porque soy lo contrario. Al no venir a Hacer ni tener energía para tanto despliegue, siempre me interesó la eficiencia y el ahorro de recursos para lograr cualquier cosa. El viejo concepto de que es necesario luchar y esforzarse al extremo me resultó y me resulta inconcebible. Las nuevas generaciones vienen con este chip, pero las viejas lo critican y lo niegan. Obviamente, como estamos en una transición, los extremos se polarizan, pero espero que encontremos la forma justa. El trabajo es un tema que cambiará muchísimo en el futuro.