El lunes, comenté acerca de los procesos de Prueba y Error, que tanto nos cuesta admitir… y continuar.
Es bastante típico que, cuando cometemos una equivocación, abandonemos todo o nos obliguemos a seguir a fuerza de voluntad, lo cual es un desacierto en la mayoría de los casos.
¿Por qué, si es a lo que nos exhortan continuamente? Porque casi el 70% de la humanidad no tenemos el Centro del Ego Definido. Este es un Centro Motor, que se mueve a través de la voluntad.
Si la mayoría no lo tenemos Definido, quiere decir que es inconsistente, que no podemos recurrir a ella. Entonces, ¿cuál sería la estrategia para persistir hasta que lo logremos y aprendamos?
En principio, ponernos un solo objetivo, que realmente lo deseemos, y luego alinearlo a la perseverancia. La fuerza de voluntad es algo físico, enfocado, no para hasta conseguirlo.
En cambio, la perseverancia va y viene. Comenzamos entusiasmados y al rato nos caemos. Tenemos el propósito, así que volvemos. Seguimos y nos perdemos. Recordamos y continuamos: ¿es necesario cambiar el método, la forma, incentivarnos con algo nuevo? Hagamos lo que sea preciso hasta llegar. Esto nos dará ánimos y experiencia para otra cosa, una por una.
