
La mayoría de la humanidad no tenemos una fuerza de voluntad consistente. Somos los que decimos: “El lunes, comienzo en el gimnasio” y duramos dos semanas o ni iniciamos, o “Voy a hacer esto y esto y esto” y terminamos dejando todo o apenas arañando alguno.

Qué necesitamos entonces? Primero, entender que no podemos conseguir nada por medio de la fuerza de voluntad. Ella es algo que pocas personas poseen y es casi física: “No voy a parar hasta lograrlo!”. Se ponen un objetivo y siguen irreductiblemente. Eso sí: la voluntad precisa de metas; de lo contrario, permanece dormida.

Los demás también necesitamos objetivo; uno, no muchos o nos desperdigamos y descreemos de nosotros mismos. Ese objetivo debe motivarnos, ser importante, soportar los inconvenientes. Y luego, hay que poner perseverancia.

A diferencia de los que tienen voluntad, que ponen primera y no paran, nosotros empezamos entusiasmados y después nos perdemos. Para eso, está la meta: para volver al camino y continuar, ya sea con el mismo método u otro, con la misma emoción o compañía u otras. Una y otra vez hasta llegar. Así, vamos fortaleciéndonos y buscando más oportunidades.

Todos podemos, lo fundamental es conocernos y saber cuáles son nuestras estrategias personales.

Te mueves por fuerza de voluntad o por perseverancia? Haz tu Carta: www.abrazarlavida.com.ar/diseno-humano