En esta etapa de cerrar ciclos en muchos sentidos (relaciones, trabajos, comportamientos, metas, etc.), es importante plantearnos cómo comenzar los nuevos.
Si los vamos a encarar desde la actitud de siempre, es muy posible que consigamos los mismos o parecidos resultados, con lo que terminaremos “comiéndonos la cola”, creyendo que hicimos transformaciones, cuando solo cambiamos los lugares o las personas.
¿Nos conocemos verdaderamente, sabemos cuáles son nuestros dones, aprendizajes y áreas débiles, la manera de decidir, las estrategias adecuadas a nuestra individualidad única y original? Si no podemos responder esto, volveremos a repetir los mismos errores y no saldremos del círculo vicioso.
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